(Entrando al) Síndrome de los veinti...

Le llaman la "crisis del primer cuarto de vida". Te empiezas a dar cuenta que tu círculo de amigos es más pequeño que hace unos años atrás.
Te das cuenta de que cada vez es más difícil ver a tus amigos y coordinar horarios por diferentes cuestiones: trabajo, estudios, etc...


Y cada vez disfrutas más de esa cervecita que sirve como excusa para conversar un rato.
Las multitudes ya no son "tan divertidas"... incluso a veces te incomodan.
Y extrañas la comodidad del colegio, de los grupos, de sociabilizar con la misma gente de forma constante.
Pero te empiezas a dar cuenta que mientras algunos son verdaderos amigos otros no eran tan especiales después de todo. Entendiste que la amistad después de todo no se basa en el tiempo, sino en la calidad de la personas que tienes a tu lado.

Te empiezas a dar cuenta de que algunas personas son egoístas y que, a lo mejor, esos amigos que creías cercanos o que los conservas desde hace mucho tiempo, no son exactamente las mejores personas que has conocido y que hay más gente que te rodea, a quienes le debes poner mayor atención y verás quienes resultan ser amigos de los más importantes para ti.
Ríes con más ganas, pero lloras con menos lágrimas, y con más dolor.

Entendiste que el tiempo no sana las heridas, sino que alarga las agonías.
Aprendiste que las peleas son distintas a las discusiones y que las discusiones surgen en base al cariño y engrandecen las relaciones.

Entendiste que los tiempos no existen y que las desiciones hay que tomarlas alguna vez en la vida.

Aprendiste que alguien más que tú puede tener la razón, y que con los sentimientos ajenos no se juega.
Aprendiste que las parejas van y vienen, y que hay gente que queda y que siempre estará.
Aprendiste a escuchar y a valorar los pequeños detalles del resto, que marcan la diferencia entre las multitudes.
Aprendiste que la calidez de palabras, los oídos atentos, las palabras sinceras y una incondicional lealtad, no te la da nadie más que un verdadero amigo.
Aprendiste que la confianza es algo que se siembra, se riega, se cultiva y se cosecha, que hay que ganársela y saber mantenerla. Que es para una persona especial, que no es para todos, y que lamentablemente no se regala y cuando se pierde es imposible recuperarla.

Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que significaba tanto te pudo hacer tanto mal.
O quizás te acuestes por las noches y te preguntes por qué no puedes conocer a una persona lo suficientemente interesante como para querer conocerla mejor.
Los ligues y las citas de una noche te empiezan a parecer baratos.
Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu pequeña billetera.
Tratas día a día de empezar a entenderte a ti mismo, sobre lo que quieres y lo que no.

Tus opiniones se vuelven más fuertes.

Ves lo que los demás están haciendo y te encuentras a ti mismo juzgando un poco más de lo usual porque de repente tienes ciertos lazos en tu vida y adicionas cosas a tu lista de lo que es aceptable y de lo que no lo es.

A veces te sientes genial e invencible, y otras... con miedo, solo y confundido.

De repente tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta de que el pasado cada vez se aleja más y que no hay otra opción que seguir avanzando y de saber conservar bien el presente porque será tu única compañía en el futuro.
Lo que puede que no te des cuenta es que todos los que estamos leyendo esto nos identificamos con ello.
A algunos de los que tenemos veinte y los que tienen "veinti..." nos gustaría volver a los 15 -16 algunas veces, pero sabemos que hay gente que ha aparecido en nuestro camino durante estos últimos años que son únicos.
Parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un desbarajuste en la cabeza... pero TODOS dicen que es la mejor época de nuestras vidas y no tenemos que desaprovecharla por culpa de nuestros miedos...

Parece que fue ayer que teníamos 16... ¿Entonces mañana tendremos 30? ¿Así de rápido?

"La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento"...

Poema de colectivo/escritorio

Es extraño
no tener a quien extrañar
ni escribir su nombre con la mano.
La ciudad parece menos sincera
cuando nadie te susurra al oído
y es tan grande cuando nadie
te rodea con los brazos.
Encima acá te encontrás,
terminando un poema meses después,
en un mismo lugar
sin susurros ni brazos,
rememorando sin hacer memoria,
añorando sin abrir el corazón,
llorando sin saber por qué.

Se fue al cielo

Una genialidad de "tus viejos malos buenos tiempos" Pity (malos porque siempre te diste, buenos porque es un temon de cuando hacías temones)...



Silencio

"Cuando tan torpe la razón se halla, mejor habla, señor, quien mejor calla."

Pedro Calderón de la Barca

No hay mejor espejo que el silencio, ese que te obliga a verte, a pensarte, a replantearte los hechos. El silencio es el primer camino al diálogo interno, quizás uno de los más ricos diálogos que exista. En el silencio hay paz, hay entendimiento. Ofuscados quedan los ruidos que inútilmente tratan de llenar lugares que no les corresponden; intentan maquillar un desconformismo, una tristeza, la firme convicción de no estar contento con uno mismo. El ruido aparece voraz para intentar calmar al desdichado y consolarlo. Los gritos - ya sean con la voz o con los dedos- nunca podrán llenar el vacío existencial.
El silencio es compañero, es ese amigo invisible e indispensable. Nada seríamos sin los silencios. Siempre será más honroso mantenerse callado y escuchar de lo que uno no sabe, a repetir lo que uno no comprende.

Esto lejos de ser una "Oda a la Censura", es, simplemente eso, una valorización al silencio, que tan olvidado se lo tiene últimamente.

Tantos tantos

Sé que algún día voy a dejar de escribir. Me voy a rendir, a tirar la toalla. Voy a estar tan harto de que te interpongas en el medio de cada poema, de cada verso. Que seas la protagonista de cuentos, novelas y hasta de cosas que nunca voy a escribir. En toda palabra está tu nombre, sólo que no lo ves.
Y será tu terquedad lo que no te deja verte en mis palabras, como no pudiste verte en mis ojos o en aquella esquina. Compartimos tantos cafés, tantas lunas, tantos tantos, que la vida no supo achicarse para uno solo y se desprendió de nosotros, dejándonos a nuestra suerte.
Y así lo ves, este texto y este escritor que ya se cansaron de vos no pueden con su genio, y le terminan regalando a esa mirada que no te reconoce, este híbrido inútil; y que te extraña tanto.

Instrucciones para fracasar.

Fracasar no es tan fácil como parece. Tampoco tan difícil. Es ese punto intermedio lo que resulta complejo de alcanzar. Pero no desespere, memorizando estos humildes pasos podrá alcanzar el fiasco que usted tanto desea. Consejo de narrador (y amigo, si quiere): no revele ni divulgue este instructivo a todo el mundo, no sea cosa de avivar giles y le roben su fracaso.

Para comenzar es importante mentalizarse para el éxito, dejar atrás cualquier remota oportunidad de que se pueda fracasar (aunque suene contradictorio). Una vez preparado empiece a proyectarse qué hacer con esa conquista; imagínese dichoso de la victoria, despreocupado, suelto. Haga planes a futuro, telefonee amigos, familiares, a quién quiera y cuéntele qué tan bien le va a ir en la vida. Después comience algún borrador del plan para conseguir eso a lo que usted ya sabe conseguido, con tranquilidad, distensión, no sea cosa de arruinar todo por ansioso si usted ya sabe que el éxito va a venir hacia usted. Más cerca de la fecha confíe en su suerte. Si no la tiene, invéntese una.

Ahora llega el paso más difícil: el día antes del objetivo (ya sea amoroso, económico, ocioso, etc.) complete el plan, la estrategia. La adrenalina siempre ayuda a hacer bien el trabajo. En momentos de duda o desesperación no olvide a su suerte y, además, usted ya sabe que es el éxito el que no puede vivir sin usted y no al revés. Duérmase temprano y hasta si quiere deje cabos sueltos, nada viene mejor que estar descansado e improvisar. El día “d” verá los resultados, no solo logrará el fracaso en su objetivo sino también en la reputación que sus allegados tengan de usted. Una vez finalizado deje reposar la desilusión conseguida dos días aproximadamente, sino luego será difícil de remover del recipiente.

Así que recuerde, siempre que quiera fracasar confíe en su carencia de errores, en su cuasi divinidad, total siempre hay quienes juegan sucio y trabajan laboriosamente para conseguir algo. Pobres, ellos se lo pierden.

Zapatillas de lona (y corazones nuevos)

Una vez oí a un joven decir por los aires de alguna plaza porteña:

"Hermosa, divina, perfecta. Como te amo, sos mi todo, sos todo lo que quiero y para lo que vivo. No me imagino un mundo sin vos, no me imagino mi existencia sin vos; vivo para vos y nací para amarte, para cuidarte. No me importa nada, vos sos todo.
Sos mi único amor, voy a vivir a tu lado siempre, no me importan los problemas de la vida, no me importa nada. Se que llegaremos muy lejos, más allá de los limites de la palabra 'amar', llegaremos tan lejos que nos re descubriremos y amaremos a cada instante, por siempre.
No me importa mi edad, no me importa mi familia, sos vos y nada más. Te amo con todo mi corazón, sos lo mejor que me pasó en la vida..."

Años más tarde vemos al mismo joven, desmejorado en hombre, vendiendo vicios en un "localsucho" del centro, entregando un suspiro desalentador en cada producto, pensando en su calva cabeza como fue que la vida le quito a su todo, como fue que su corazón nuevo se convirtió en nada; como su todo se convirtió en nada. Un prólogo mentiroso, un final inesperado.
La ciudad le dibuja el ánimo, el cielo la sonrisa. El recuerdo de aquella luz joven todavía le nubla la vista, y ese chaleco tan incómodo tapa su mutilado pecho.

Ahora con zapatos de cuero, incómodos de compromiso, se da cuenta que existe una vida sin ella; capaz la única que existe en realidad.